Foto tomada en una visita a Auschwitz el verano pasado.
Yo nunca, nunca,
ALGUNA VEZ
Quiero escuchar Nunca Más™
de cualquiera que no lo haga, en esta fecha,
condenar al Estado de Israel como los nuevos nazis,
los nuevos holocaustadores,
el derrochador de simpatías del mundo por el antisemitismo histórico, el Holocausto y el 7 de octubre;
el profanador de la Estrella de David, el símbolo de la religión abrahámica más antigua,
y un Estado sádico, odioso, delirante, peligroso para el mundo, asesino en masa, criminal de guerra, genocida y racista.
Los miembros del Club Nunca Más™-Pero-Sólo-Para-los-Judíos ha convertido Nunca Más™ en una broma.
Han escupido sobre la religión judía, la decencia humana y las víctimas de los nazis.
Nunca más quiero escuchar la frase Nunca Más™.
Carece de sentido ahora, después de que más de 30.000 de nuestros primos fueron asesinados por el llamado Estado judío™, que ha convertido el Holocausto en una industria artesanal y el victimismo barato, interminable y autoperpetuante en el centro de su identidad.
Las personas que nunca dejan de gritar Nunca Más™ son las primeras en realizar alegremente un Holocausto a sus primos palestinos. Si no cometen estos crímenes ellos mismos, los animan, insistiendo todo el tiempo en que realmente ellos son las víctimas, y luego reclaman ser víctimas nuevamente cuando el mundo se ríe en sus caras.
¿Cuándo hablan de otra cosa? Su tema favorito es quién es su enemigo, quién los persigue, quién es sospechoso, quién no es uno de ellos, quién podría ser un peligro para ellos. Se divierten con eso. Es el principal pasatiempo cultural: más importante que su religión, si es que la practican.
Su verdadera religión es el victimismo.
Debe serlo. Porque sin un sentimiento de eterno agravio y victimismo, estas personas no saben quiénes son.
El victimismo es todo lo que tienen, aun cuando claramente han sido los victimarios desde hace bastante tiempo.
Por lo tanto no tolerarán que nadie les niegue su condición de víctimas, porque entonces serían…
nada.